Todos deseamos volver a la “normalidad”, aunque por mucho que nos esforcemos en ello, nuestra vida no es igual que la de antes, pero hemos vuelto a la peluquería, a quedar con la familia, los amigos en el bar y los niños al cole.
Sin embargo, los seres humanos, tenemos una capacidad asombrosa de crecer y mejorar a partir de las adversidades, y este año no han sido pocas. Queremos volver a la normalidad, estamos en ello, pero tenemos miedo de este virus “coronado”, como lo llaman algunos y a pesar de él, seguimos avanzando con valentía, para continuar con nuestra vida de la mejor manera posible. Pero, a medida que vamos aprendiendo a convivir con la nueva normalidad impuesta por la pandemia de la COVID-19 (y respetando las restricciones y las medidas de seguridad) es bueno recuperar hábitos. Entre ellos las clases de pilates, de inglés, el gimnasio, etc.
Y es que, al margen del componente físico, los psicólogos también nos hablan de los beneficios de retomar el ejercicio en nuestros centros deportivos de confianza con el comienzo del nuevo curso, bajo, por supuesto, todas las medidas de higiene y seguridad. Dentro de la normalidad hay un elemento clave: la rutina. El concepto implica tener que hacer la misma cosa una y otra vez, así que para muchas personas suena como algo que drena la espontaneidad de la vida.
Como a muchas otras cosas, la valoramos ahora debido a que por el confinamiento la hemos perdido. El hecho de tener nuestra rutina controlada nos permite hacer aquellas cosas que aportan un valor añadido a nuestro día a día y nos permiten vivir la vida disfrutándola.
La rutina beneficia la salud mental ya que la desorganización genera caos y esta, a su vez, genera estrés. Por eso, una vez que comienzas a desarrollar una rutina diaria la niebla de ansiedad se disipa y nos ayuda a dejar atrás los malos hábitos. Tener tiempo de relajarse, es un hábito consistente que puede ayudarte a organizar el día a día de una manera eficiente, , para que puedas reservar tiempo a la relajación y la actividad física, mejorando así también la calidad del sueño e incrementando tu sensación de seguridad y comodidad.
En cuanto a la actividad física, La vuelta al esfuerzo llevará un tiempo, sobre todo habiendo estado tanto tiempo encerrados en casa, con una menor movilidad articular y, en algunos casos, con los kilos demás derivados de la ansiedad.
Nuestros adultos mayores, y todos en mayor o menor medida, sentimos temor de retomar las rutinas de ejercicios por miedo a contagiarnos, por eso ahora es más importante que nunca entrenar con cabeza, respetando los protocolos de seguridad. (desinfección del calzado y manos, mantener la distancia de seguridad, llevar tu propia toalla o esterilla de casa, limpia a cada clase, etc).
Sobradamente conocemos los beneficios de la actividad física para mantenernos sanos y fuertes, sobre todo mantiene nuestro sistema inmune en forma. Por eso, debemos elegir con responsabilidad aquellas pequeñas cosas que suman, que nos aportan calidad de vida y ponernos en manos de profesionales, para entrenar con seguridad, comodidad y obtener mejores resultados.
Los psicólogos recomiendan recuperar nuestros hábitos pre-pandemia paulatinamente, para recuperar la sensación de normalidad y bienestar, centrarnos en el presente y cuidarnos. El miedo es una “alarma” que nos avisa de un peligro, si atendemos al miedo y tomamos medidas racionales nos sentiremos seguros y con mayor tranquilidad. De cualquier manera hay que volver a la normalidad, depende de ti cómo lo hagas.
