La felicidad es uno de los grandes tesoros buscados por todo el mundo, incluidos los piratas. Cuando eres feliz la percepción del mundo cambia, es mágico todo y la vida es maravillosa llena de grandes momentos inolvidables.
Si hay algo que me encanta hacer es mirar a los bebés, esos “pequeñajos y pequeñajas” que van siempre con una sonrisa en los labios y que disfrutan de absolutamente todo. Y cuando digo todo, es todo…recuerdo dar regalos a alguno de ellos y que se quedara jugando con la caja en vez de con lo que venía dentro y llorar de risa al verlo. Tienen ese poder, el de parar el tiempo como por arte de magia y dibujarte en tus labios la sonrisa que ves en los suyos.
¿Es normal perder esa magia cuando nos hacemos mayores? ¿Qué hace que la perdamos? sin duda no, es algo que se da por una sumatorio de pequeñas cosas. Vivimos en un ritmo muy frenético cargado de obligaciones y el estrés nos acompaña cada día. El motivo por el que la perdemos no es sólo uno, pero el más importante es no hacer cambios para conseguir mantenerla.
Mi objetivo hoy lo tengo claro, es sacar al niño que llevas dentro, hacerte ver que la felicidad se puede buscar, que es una cuestión de actitud y de ganas. Que evidentemente habrá días que no puedas ser feliz y que es normal estar triste cuando nos dan una mala noticia o tenemos algún problema grande nosotros o alguien a quien quieres, pero que si buscas enfocar cada situación con energía y ganas de mejorarla será mucho más fácil y recuperarás esa sonrisa tan especial antes que si te quedas en la desidia y la negatividad.
Quiero darte 8 consejos para aumentar tu felicidad. ¿Empezamos?
Gente positiva.
Hay dos clases de personas, las que te dan energía y las que te la quitan. Ves haciendo la lista de las personas a las que quieres tener cerca y que sean las primeras. Esas a las que cuando les comentas que te vas a apuntar a clases de piano te dicen: “¡Qué guay! ¿Me enseñarás alguna canción? y no las que te dicen: ¿Ahora? eso es para hacerlo de pequeño…
De verdad, te animo a que tu entorno sea positivo. Todos conocemos a alguien que siempre que le preguntas qué tal te dice que mal todos los días. Busca rodearte de gente alegre, que te contagie esa vitalidad y a la que le devuelvas la misma que te ofrece o más.
Cambia tu estilo de vida.
Muchas veces estamos buscando el momento perfecto para hacer algo. Si hay una frase que siempre que escucho me enfada es: “El lunes…la semana que viene…el día 1 de… empiezo a hacer algo” da igual si es dejar de fumar, hacer ejercicio, empezar una tarea, cuidar la alimentación, etc… es muy frecuente posponer las cosas, y eso sólo hace que nos autoengañemos. ¿Quieres cambiar algo? hazlo desde que decidas que quieres hacerlo, sea el día que sea, ese es el mejor momento para hacerlo.
Cambia tu estilo de vida, busca hacer cambios poco a poco, es la mejor forma de que sean sostenibles en el tiempo.
Vive el presente.
Nos preocupamos mucho por el pasado y nos castigamos pensando en “debería haber hecho esto o esta otra cosa” y cuando no estamos con el pasado sólo pensamos en el futuro, haciendo que no podamos disfrutar el presente. Está claro que aprender del pasado es importante para mejorar nuestra forma de ser y aprender de los errores y de los aciertos para el futuro, que es algo que requiere pensar cómo afrontaremos. Pero tenemos que intentar hacerlo disfrutando del momento, porque es lo que no vamos a poder repetir, se escapa y hay que disfrutar ese regalo.
Sonríe.
El efecto espejo es genial, prueba a sonreir cuando pidas un café, cuando te cruces en el rellano con un vecino o cuando saludes a alguien, aún con las mascarillas se nota en los ojos esa sonrisa, y en la mayoría de las ocasiones te la van a devolver, y aunque no lo creas, eso ayuda a que sea un poco más fácil el día.
Perdona.
¿Todavía sigues sin hablar a alguien especial por algo que te hizo? de verdad, háblalo, porque perder una amistad por orgullo, por un fallo o algún malentendido es una pena. Como hemos hablado antes, el tiempo se escapa, la vida se pasa rápido, disfruta de esa persona mientras puedas. Y aprende a perdonar, porque todos nos equivocamos en algún momento y seguro que agradecerás cuando tú lo hagas, que te perdonen.
Haz ejercicio.
Ya hemos hablado en varios artículos sobre los beneficios del ejercicio a nivel físico y mental. Prueba a hacer algo de ejercicio en especial en esos días en que estás con poca energía y mucha apatía. Es una gran forma de combatir el estrés y la ansiedad. Ya verás como después de sudar un poco y darte esa ducha vas a encontrarte ¡con la mente mucho más despejada y el ánimo más alegre!
Ayuda a los demás.
Está demostrado por la ciencia que cuando ayudamos a alguien nos sentimos mejor. Por no hablar de que también los expertos hablan de que aumenta la sensación de que el día es más largo y tiene más horas, por lo que nos sentimos más productivos y aumenta nuestra felicidad.
Me encanta una frase de Will Smith “Si no estás haciendo que la vida de alguien sea mejor, entonces estás desperdiciando tu tiempo”.
Disfruta de las pequeñas cosas.
Muchas veces pasamos por alto la felicidad de las pequeñas cosas. La situación que nos está tocando vivir con el covid-19 hace que ahora quizás sepamos valorarlas un poco más. Es importante que lo hagas para conseguir un poco de felicidad cada día, para tener la motivación de aguantar ese día duro porque sabes que cuando llegues a casa te pondrás tu música favorita mientras cocinas ese plato que tanto te apetece, o que te vas a preparar un baño relajante y ver tu serie favorita después.
Busca disfrutar esos momentos y saborear la felicidad de tenerlos.
Resumen.
La actitud es clave para tu felicidad, intenta sonreir, rodearte de gente positiva, busca ser la mejor versión de ti mismo, no posponer los cambios que quieras hacer en tu vida, porque es mejor empezarlos ahora que dentro de unos días. Permítete tener días malos, la gente buena de tu entorno se encargará de animarte como haces tú con ellos. Y disfruta de las pequeñas cosas, porque la vida pasa rápido y te animo a que disfrutes del camino.
Ahora tienes dos opciones, seguir lamentándote por lo que te pasa o levantarte y empezar a cambiarlo. ¿Qué vas a hacer? ¡yo confío en ti, adelante, seguro que consigues aumentar la felicidad aunque sea un poco…y eso ya es mucho!
